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La designación de Fabio Aristizábal Ángel en la Superintendencia Nacional de Salud no sorprendió a nadie en el sector. Odontólogo y especialista en gerencia hospitalaria y gerencia de la seguridad social, con estudios de alta gerencia y más de 25 años dedicados al estudio de la salud, además de haber sido secretario de Salud, gerente hospitalario, de aseguradoras, corredor de seguros y asesor legislativo, experiencia que le permite una visión integral, según dice.
Sobre esas bases, el presidente Iván Duque le encargó el diseño de la plataforma ideológica en salud durante la campaña y, luego, la coordinación del empalme en esta área, para luego encargarlo de la vigilancia de unos de los sectores más complicados del país.
Desde el cargo que ostenta desde hace tres semanas, el nuevo supersalud habló con EL TIEMPO.
Muchas encuestas ubican la salud como el problema más relevante para la población. ¿Qué opina usted de eso?
Sin duda, estos problemas encabezan las preocupaciones de los colombianos y también la agenda del Gobierno. Aunque muchos afiliados viven un verdadero drama por las fallas del sistema, también hay que reconocer los millones de atenciones que a diario se brindan. Y si bien no todas se prestan en unas condiciones óptimas, sí dimensionan la magnitud de los problemas para solucionarlos poniendo a los afiliados como el centro de todos los procesos en este sector.
Pero muchos dicen que, en parte, estos problemas obedecen a la falta de control y vigilancia...
Aquí tenemos un asunto de percepción que han aprovechado los actores del servicio para eludir sus culpas. Si una EPS no le paga a un hospital, por ejemplo, el ciudadano cree que es problema de la Superintendencia, y nadie lo precisa. Sin embargo, las cosas son más complejas, y las limitaciones en la inspección y vigilancia constituyen un eslabón sensible en esta cadena.
¿Esta entidad sí cuenta con herramientas suficientes para vigilar y sancionar un sector tan grande?
Tenemos herramientas, pero para vigilar y sancionar un sector tan grande es necesario introducir nuevos mecanismos que nos permitan ejercer control más robusto y, sobre todo, una capacidad sancionatoria con impacto financiero elevado, que penalice la reiteración de los incumplimientos.
¿Quiénes son sus vigilados?
Son más de 48.000 vigilados, entre EPS, prestadores, secretarías de Salud departamentales, distritales y municipales, empresas de medicina prepagada, generadores de recursos de los monopolios de licores, administradoras de riesgos laborales, entre otros. Cada uno tiene una misión específica dentro del sistema. La inspección, vigilancia y control deben ser universales y, al mismo tiempo, específicas.
¿Cuáles son las fallas más grandes de la salud en Colombia?
Aquí, hay evidentemente de todo: abusos en el sistema, información disímil y precaria, politización de hospitales públicos, falta de financiación y, dentro de ella, un giro corriente de los recursos y, por supuesto, también ha faltado inspección, vigilancia y control. Al sistema le ha faltado rectoría y gobernanza.
¿Cuáles son entonces sus prioridades desde este cargo?
Recibimos una entidad subvalorada, sin direccionamiento estratégico, con un represamiento en sus procesos de casi tres años, un sistema de información que acusa rezago de ocho a diez años y una capacidad sancionatoria muy baja. Nuestra prioridad es tener una Superintendencia autónoma, con verdaderas capacidades para asumir todas su tareas, despolitizada, que le sirva en realidad a toda la población y responda directamente a la Presidencia de la República.
En campaña, el Presidente dijo que las EPS que no funcionen desaparecerán. ¿Usted cómo lo va a abordar?
Ese es un direccionamiento presidencial que nosotros acatamos plenamente. En el sistema deben permanecer las buenas EPS, y las que tengan que salir se irán. Es un tema difícil de abordar por el daño sistémico que puede causar cualquier intervención que se haga desde la Superintendencia, pero el fortalecimiento de las acciones sancionatorias nos va a permitir resolverlo con decisiones oportunas. No vamos a seguir dilatando los procesos. Las EPS que no estén cumpliendo requerimientos de los usuarios no podrán seguir.
¿Qué pasará con Medimás, Coomeva y Savia Salud?
Estamos haciendo una evaluación muy rigurosa en cada caso. Son tres problemas muy distintos: el de Medimás hay que analizarlo desde varios puntos. Si bien han bajado las peticiones, quejas y reclamos, aún persisten problemas financieros y de oportunidad en el servicio, al igual que con la red propia y la que administran.
Coomeva trae un defecto patrimonial alto, con un déficit cercano al billón de pesos que en principio demandaría una capitalización. Ahí se necesita hacer una muy buena revisión y mirar cuáles son los compromisos financieros.
Savia Salud, por su parte, es una EPS del régimen subsidiado con cuentas por cobrar de 250.000 millones, de las cuales más del 80 por ciento corresponden a gastos por fuera del plan de beneficios del departamento de Antioquia. Su futuro dependerá también de los resultados del plan de reorganización iniciado recientemente a 10 años, de las buenas decisiones y acciones que emprendan sus socios.
Hay que aceptarlo. Muchas veces, las intervenciones, en vez de mejorar la situación de la entidad, la empeoran
Se cree que la intervención de la Supersalud agudiza los problemas. ¿Es percepción?
Hay que aceptarlo. Muchas veces, las intervenciones, en vez de mejorar la situación de la entidad, la empeoran. Para empezar, no entiendo la razón de muchas entidades, en especial empresas sociales del Estado, que acuden preferiblemente a la Supersalud cuando tienen problemas financieros, si pueden hacerlo a la dirección general de Apoyo Fiscal del Ministerio de Hacienda, para recibir soporte financiero. Por otro lado, no vamos a seguir manteniendo entidades intervenidas por años, ni en vigilancia especial. Esa ya es una decisión.
¿El problema son solo las EPS? ¿Cómo están los hospitales?
Evidentemente no son solo las EPS. También tenemos una crisis del sector hospitalario, con problemas financieros y de corrupción, abusos en la prestación, excesiva intermediación y, claro, unos hospitales públicos que han estado politizados. La crisis apremia y tendremos que entrar a corregir. Decir que el problema solo está en el aseguramiento sería injusto.
¿Quién vigila el cúmulo de deudas de este sector?
El cúmulo es multifactorial. Si bien algunos aseguradores no han hecho una buena contratación, también hay problemas en los recobros, y muchos hablan de problemas en el cálculo de la prima que el sistema reconoce por cada afiliado (UPC). Los dineros podrían ser suficientes si se usaran con mayor eficiencia y transparencia.
La Superintendencia debe vigilar que los recursos lleguen a sus destinatarios, que sean suficientes y bien utilizados y que, de otro lado, haya margen de solvencia y patrimonio debidos para que las aseguradoras sigan funcionando.
¿Se siente capaz de acabar con la politiquería en los hospitales de la red pública?
Por supuesto, ese es uno de los retos de nuestra agenda, y lo vamos a hacer con decisión. Vamos a acompañar técnicamente a las entidades territoriales, trabajaremos con el Ministerio de Salud y reforzaremos la inspección, vigilancia y control en todos los procesos de los hospitales públicos.
¿Es consciente de que algunos hospitales privados inducen demanda para incrementar sus ingresos y en contra del sistema de salud? ¿Qué hará con eso?
Sí, soy consciente de que algunos acuden a esas prácticas para incrementar sus ingresos. Eso lo vamos a atacar. Así como les exigimos a los hospitales públicos, también lo haremos con los privados.
¿Será capaz de investigar y sancionar a médicos que reciben dádivas y prebendas y que afectan los recursos de todos?
En estos casos, las investigaciones y sanciones corresponden a otras autoridades, pero prestaremos los apoyos necesarios.
¿Qué piensa hacer con alcaldes y gobernadores que no cumplen con el deber de responder por la salud pública en sus territorios?
Vamos a aplicarles el mismo rigor. Hay alcaldes y gobernadores que exigen que les ayuden, pero tampoco han hecho una buena labor en la inspección, vigilancia y control en su territorio.
Pareciera que hay varios sistemas de salud: el derivado de la Ley 100, otro enmarcado en la Ley Estatutaria y el que ordena el aparato judicial, más los regímenes especiales. ¿Qué va a hacer para unificarlo?
La unificación de los sistemas de salud no es tarea fácil; no estamos preparados para tener un modelo único, pero en el respeto por los afiliados no debe haber diferencias, y nos encargaremos de que se cumpla sin distingos.
Siempre se ha dicho que la Supersalud es dependencia del Ministerio...
Le planteé al Presidente la necesidad de que esta sea una entidad muy autónoma, con independencia, sincronizada, eso sí, con el Ministerio de Salud, porque debemos trabajar articulados, tal como lo estamos haciendo.
La gente sigue viendo el derecho a la salud como una ilusión, ¿eso será posible?
La salud es un derecho fundamental. Que tengamos algunas barreras o dificultades no quiere decir que a los colombianos, en muchas partes del país, no los estén atendiendo, haciendo los tratamientos o entregando los medicamentos.
Los avances del sistema de salud están documentados y aunque persisten brechas es uno de los más solidarios del mundo. Tenemos como reto atacar de frente todas las barreras. Por lo pronto estamos apostando porque a las EPS no se les siga remunerando por el número de usuarios; vamos a premiar la calidad en la atención y la oportunidad en el pago a los proveedores. Vendrán medidas para estimular el aseguramiento.
CARLOS FRANCISCO FERNÁNDEZ
Asesor médico de EL TIEMPO
Fuente: https://www.eltiempo.com/vida/salud/fabio-aristizabal-superintendente-de-salud-dice-tener-las-estrategias-para-mejorar-el-sector-266172